“Dios Todopoderoso fue el primero en plantar un jardín. Este es ciertamente el más puro de los placeres humanos. Es el mayor alivio para el ánimo del hombre.”
Francis Bacon, con esta afirmación, en su época ya subrayaba y afirmaba que el jardín es portador de bienestar y alivio para el alma del hombre. Hoy, más que nunca, diferentes SPA han implantado estos valores, dando cada vez más importancia a la presencia de lo verde no solo como embellecimiento de sus estructuras sino, sobre todo, por su apoyo a los recorridos de terapia.
La vida actual, tal y como se ha desarrollado con el principio de la industrialización y la aparición del mundo tecnológico, han llevado inevitablemente a una profunda fractura entre el hombre y la naturaleza. La modernidad, con su tecnología, ha permitido superar los tiempos biológicos naturales. Es el caso por ejemplo de la arquitectura, que debería ser la cuna del hombre, el lugar que lo protege y envuelve, y que sin embargo se ha alejado de todo esto generando lugares ajenos, donde el hombre no se reconoce y ha perdido su identidad. La reconciliación con la naturaleza es necesaria para nuestro bienestar, un ansia reforzada por los principios en la base del concepto de la Biofilia (amor por la vida), introducido por el biólogo Edward Wilson, el cual sostiene: “no se puede vivir una vida sana y completa lejos de la naturaleza, necesitamos el contacto directo con las formas de vida y con la compleja geometría de las formas naturales, tanto como necesitamos para nuestro metabolismo elementos nutritivos y oxígeno”. En otras palabras, el hombre, para su equilibrio, tiene una necesidad biológica de unión con la naturaleza con su vegetación esplendorosa, los colores, las texturas, los sonidos, los modelos y los perfumes. Concentrémonos en el color verde, el color de la naturaleza: se compone de la fusión del azul con el amarillo. Es el color del Yo, de la vitalidad, de la esperanza, de la vida vegetativa, del reposo como energía moderada y canalizada, evoca la necesidad de autoestima y de autoafirmación, lleva a la confianza en uno mismo. Un jardín, un jardín bello, supone una inspiración y estímulo para los sentidos: escuchar, ver, oler, sentir, tocar e incluso degustar. Árboles, arbustos, flores que evocan nuestros arquetipos ancestrales, el mundo simbólico que se relaciona con la vida. La simple contemplación de una flor, que en su diseño aspira a las leyes del número áureo, nos lleva a la Armonía. Armonía que trae consigo el Equilibrio, un paso fundamental para comprender como la sola presencia de "naturaleza" para contemplar es fundamental para un proceso orgánico saludable.
Muchos son ahora los estudios científicos que han revelado y demostrado que el solo contacto con el "verde" en un ámbito sanitario hace disminuir el nivel de estrés de las personas, mejorando su humor, ayudando a soportar mejor el dolor, la depresión e incluso estimulando la recuperación del organismo en fase de convalecencia. Una razón de mayor peso para asegurar la presencia en un centro de bienestar de espacios verdes, exteriores e interiores, que se convierten en un elemento necesario y que mejoran la estructura. El estudio y la investigación sobre este tema han localizado varios métodos de aplicación muy interesantes que unen estrechamente los diferentes tipos de plantas a la fisiología humana, encontrando relaciones positivas con órganos y aparatos. Es importante un diseño competente que consiga poner en sinergia estos aspectos con un estudio atento del espacio en sus formas y materiales y la composición vegetal.